lunes, 24 de octubre de 2011

87 días,

‘’Y ahora que te has marchado me invento los domingos’’, eso dice una de mis canciones favoritas, una de las canciones más tristes que se escribirán nunca.
Hoy hace exactamente 87 días que te marchaste, 87 largos días, y es que el tiempo es así de caprichoso, lo mismo que las agujas siguen un ritmo frenético o como que da la sensación de que no giran.
La tristeza es uno de los sentimientos más extraños, puedes levantarte un día pensando que ya ha pasado lo peor, que a partir de entonces, solo pueden haber sonrisas, y de repente, por cualquier tontería, todo vuelve a derrumbarse de nuevo, por cualquier tontería. Que te devuelve con intereses todos los problemas que ya creías superados, como en el parchís, que te comes una y cuentas 20, lo mismo, en una lágrima, siempre la acompañan otras 19.
He aprendido a odiar los domingos, sobre todo los domingos de invierno, debe ser que mi inventiva se ha marchado de vacaciones y soy incapaz de tejer ninguna historia en la que no aparezcas tú.
Te echo de menos.
87 días, 87 días ya... y todavía espero que un día me llames y me digas que tú también me echas de menos, que vas a volver.
Larga es la espera de lo que sabes que nunca va a suceder, alguien me dijo que el amor asfixia, y si eso es verdad, no hay nadie que pueda sobrevivir a él.
Entonces... ¿Dónde están los finales felices de los que hablan los cuentos de hadas?
Se puede echar de menos un sabor, un olor, tu olor.
A veces me pasa que voy por la calle y huelo tu colonia, y entonces cierro los ojos y te echo más de menos, si es que eso es posible.
Los domingos son una prueba de fuego, es el único día de la semana que me levanto totalmente sumergida en tu recuerdo, y cualquier excusa me parece buena para llamarte, incluso para presentarme en la puerta de tu casa, pero no lo hago, claro, sabes de sobra que no puedo.
87 días, y todavía no entiendo porqué los cuento, no se me ocurre nada más triste que pensar que un día me levante y lo primero que piense sea: hoy hace exactamente 1415 días que te marchaste. Debería dejar de hacerlo, seguramente tú ya no piensas en mi, seguramente no me echas de menos, seguramente sonríes todo el tiempo, seguramente. Que ya sé que he malgastado mucho tiempo pensando en ti, que ya son 87 días, y pasaran otros 87 más, que me voy a seguir acordando de ti todos los domingos de mi vida, que mi final feliz solo puede ser contigo, que te estoy esperando, que vengas.

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